Danny Ashfield

Viernes, 01 de Enero de 1999

Hoy es mi decimo cumpleaños, estoy sentado en la gran mesa del comedor principal, donde padre reunió a toda la familia, bajo la mirada triste y pienso: “otro año que no tendré con quien jugar”, siento la mirada de alguien sobre mi cabeza, pero... tengo miedo de voltear, esta mirada yo la conozco. Aprieto mis ropajes con todas mis fuerzas intentando ahogar el grito que viene.
Levanto la cabeza poco a poco, mirando a todos mis parientes y amigos de papá en el lugar, hasta que por fin mi mirada llega al otro extremo de la mesa; ahí sus ojos azules y fríos como el hielo me voltean a ver, no hace falta que diga nada para que yo entienda. Tomo el mayor aire posible en mis pulmones y sonrío a la persona más cercana que tengo, inicio una animada plática, ¿sobre qué? En realidad no lo recuerdo, fueron cosas... “sin importancia” creo que dicen los adultos.
La fiesta ha terminado y padre dio la orden de que el comedor fuera limpiado, los invitados escoltados a la salida y los regalos traídos a mis aposentos, y aquí es donde he terminado en este “día especial”, miro a mi alrededor y veo muchos regalos que me han traído, empiezo a desenvolver uno por uno, encontrando toda clase de chucherías como dulces, perfumes, ropa, juguetes... al final solo queda uno, de tamaño un poco más grande de lo normal, pareciera que es un libro bastante pesado.
Corro hasta el con una inusitada felicidad, analizo el regalo de arriba hasta abajo buscando algún indicio de quien me lo pudo haber regalado, pero no hay tarjeta... analizo un poco los invitados de la fiesta pensando quien me lo pudo haber regalado... y no parece haber ningún sospechoso.
Con ansias desbordantes tomo el paquete y sin importarme ni lo más mínimo, la envoltura sale volando hecha trizas. Dejando solo una caja negra con las letras: AV. Abro cuidadosamente la caja y veo una pequeña caja de metal negro, la tomo, es fría, y en efecto pareciera ser un libro, pero un momento... no tiene hojas abro lo que pudieran ser las pastas, en una parte el artefacto tiene vidrio y en el otro algo que parecieran teclas de una máquina de escribir. Me siento en mi alcoba totalmente anonadado por mi nuevo juguete, cuando de repente oigo una risa venir de la puerta principal de mi habitación, esa risa que conozco demasiado bien, quitándome toda la atención del nuevo juguete corro hacia esa risa, la única que en verdad me hace sentirme protegido, la voz de mi hermano lo abrazo y el lo único que atina a decir es “felicidades”, yo me quedo en el abrazo esperando que continúe, “este es el inicio de tu liberación”.
Por mi mente pasa la palabra liberación y la analiza una y otra vez, no entiendo a lo que se refiere pero interiormente surge una felicidad como nunca había sentido antes. Mi hermano me abraza, recorre con su mano mi cabello y dice “vamos tengo mucho que enseñarte”...

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Pues bien este es la primera parte de mi personaje con el nombre de: Danny Ashfield poco a poco ire subiendo el resto de la historia por días, si les gusta por favor háganmelo saber y si no también. Recuerden a aquellos que les gusta leer historias extrañas, que próximamente empezare a subir una historia titulada ”Los Pilares”. Gracias por su tiempo.
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Canción del Día: "Synchronicity" cantada por Yui Makino opening de Tsubasa Chronicles: Tokyo Revelations.
Frase del Día: "Para ver el objeto que está a 500 metros mejor construyo un espejo de 500 metros" frase inmortalizada por Shinta.
Jugando: Pokémon: Platino.
Viendo: Sakura Card Captor.